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El otro día, trabajaba en mi computadora, escribiendo otra historia para inspirarte. Sin previo aviso, escuché un ruido que parecía una explosión. El estruendo que fue más grande que cualquier trueno, causó que La pared temblara. Me puse de pie, salí de prisa de la habitación y corrí hacia el ruido.

Después de buscar en todas partes la fuente de tal explosión, subí las escaleras, entré en la oficina de mi esposo y encontré el piso cubierto de libros y escombros. Los 3 estantes enormes de madera repletos de libros se habían arrancado de la pared y estrellado contra el suelo.

¡Que desastre! Pero la pena es que parecía al mismo desorden que encontramos cuando acumulamos tantas tareas, cargas, preocupaciones, miedos y problemas que se acumulan en los estantes de nuestra vida.

Tal vez tu hiciste lo mismo. Colocas las cargas que pesan tanto en tu corazón. Le sumas el miedo que provoca los titulares de prensa con malas noticias, como también añades los conflictos que llegan por todos lados. El peso está a punto de derribar los estantes de tu resistencia.

Jesús se encontró con personas como tú y yo con cargas que nunca nos toca llevar. Por eso Él dijo: "Venid a mí todos los que estáis agobiados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga". Mateo 11:28-30

Oremos

Padre, mi deseo es cambiar mis cargas por el yugo que ofreces. El que es fácil. Concédeme suficiente sabiduría para aceptar esa oferta y suficiente gracia para permitir descanso a mi alma. Para encontrar la paz y encontrar alivio de todo lo que me pesa. En el nombre de Jesus. Amén.

¿Qué carga llevas últimamente?

¿Cómo te deshaces de las cargas de la vida?

“Dios no permite que las cargas nos mantengan abajo debido a una caída más grande, sino que nos levanten a una fe más grande.”—Janet Pérez Eckles