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Aqui es donde encuentras consuelo esta Navidad
Wednesday, December 21, 2022 by Janet Perez Eckles

Aún después de haber perdido la vista, estaba decidida a decorar la casa, usando mi sentido del tacto y la memoria. Coloqué el nacimiento en el centro de la sala de estar, luego encontré el lugar perfecto para velas rojas y verdes, cajas de música con escenas de invierno y flores de Pascua de color rojo brillante.

A continuación, saqué tres botas navideñas para colocarlas sobre la chimenea. Con las yemas de mis dedos, palpé los nombres bordados de cada uno de nuestros hijos:

Jason, Jeff y Joe. Una vez que colgué las de Jason y Jeff, con lágrimas en los ojos, apreté la de Joe contra mi pecho.

La bota de Navidad de Joe que estaba vacía oscureció mi corazón. Aunque habían pasado años desde que Joe se fue al cielo, su ausencia dejó un gran vacío. A pesar de las decoraciones, la Navidad carecía sentido de celebración.

Cuando te falta una parte vital de tu vida, todo tiene un doloroso silencio. Incluso los villancicos navideños pierden su alegre melodía. Cuando la tragedia derrumba nuestro mundo, como telarañas, las nubes oscuras nos rodean.

Una noche mientras mi familia dormía. Me senté en silencio, mi corazón clamaba al Señor, pidiéndole que me sacara de ese pozo oscuro. Le pedí y le rogué que calmara mi mundo inestable y quitara el dolor.

Durante mucho tiempo, me senté en silencio, inhalando la Palabra de Dios. Mientras una paz inexplicable me rodeaba, esperé tal como lo hizo el salmista--"...Pacientemente esperé a Jehová; él se volvió hacia mí y escuchó mi clamor. Me sacó del pozo cenagoso, del lodo y del fango; puso mis pies sobre una roca y me dio un lugar firme para estar de pie Puso en mi boca un cántico nuevo…” Salmo 40:1-3

Uno por uno, desenvolví los obsequios espirituales de Dios: Él escuchó mis oraciones. Puso un canto de esperanza en mi corazón, enjugó las lágrimas e infundió un rayo de paz.

Dios tiene los mismos regalos preparados para ti. Él está lo suficientemente cerca para escuchar tus oraciones. Te vio caer en ese pozo, escucha tus sollozos, ve tus lágrimas y conoce tu esperanza que está por terminar.

Pero lo que es más importante, Él observa tus esfuerzos inútiles por arreglar lo que funciona mal en tu vida. Yo traté de hacer eso mismo. Cuando aún podía ver, luché para arreglar una bombilla quemada en una cadena de luces. La reemplacé, la cambié de nuevo, enchufé y desenchufé. Nada.

Luego, con el peso de mi frustración, me dejé caer en el sofá. Mientras exhalaba un largo suspiro, mi mirada se posó en la estrella brillante encima del árbol. Brillaba, emitiendo un brillante resplandor de esperanza.

Esa es la misma estrella que nos llama a ti y a mí a detenernos, a reflexionar, a inhalar su belleza. Y dejar que brille a través de la oscuridad de nuestro dolor.

Jesús habló a esa oscuridad: "Yo, Jesús, he enviado a mi ángel para daros este testimonio a las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, y la estrella resplandeciente de la mañana". Apocalipsis 22:16

El significado de esa Estrella secó mis propias lágrimas. Colgué la bota navideña de Joe. Ya no estaba vacía. Estaba llena de dulces recuerdos de sus abrazos, besos y momentos divertidos con él. Ese día de Navidad nació el consuelo.

Si miras hacia arriba, verás el brillo del consuelo de Dios, quitando las telarañas del dolor y borrando tus momentos oscuros. Ese mismo lucero del alba brilla para darte esperanza, para devolverte lo que perdiste. Para aliviar tu dolor, para hacerte completo y para reparar los hilos que no puedes arreglar.

Oremos:
Padre, dijiste que en este mundo habrá problemas. Y te alabo porque a través de esos problemas, tu luz brilla intensamente para que ilumine el camino a la restauración, a la paz y al consuelo por el cual mi corazón llora. En el nombre de Jesus.

¿Dónde encontrarás consuelo esta Navidad?


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