Blog

Tomé el brazo de mi amiga para que me guíe por el pasillo del hotel. Tuve el honor de ser invitada para impartir una charla ante La conferencia anual de mujeres.

Llegamos a mi habitación, y cuando entramos, le pregunté:  ¿Puedes asegurarte de que todas las luces estén apagadas?

Ella se quedó en silencio. Me imagino que era una petición rara, así que le expliqué: “No es saludable dormir con las luces encendidas. Como no puedo ver, te pido que me verifiques que estén todas apagadas”.

Una vez sola en la habitación, usando la punta de mis dedos, busqué la ubicación de cada mueble. Luego desempaqué mis maletas, coloqué mis cosas en el lavabo del baño y me fui a la cama.

Y mientras oré en silencio y ordené mentalmente los detalles de mi charla, caí en un sueño profundo.

La razón por esa tranquilidad es porque no permito que el miedo a quedarme sola en una habitación de un hotel ni tampoco la soledad me afecten.
Cuando se trata del hotel de tu vida, la soledad tampoco te afectará si te aferras a estas cinco verdades:

1. El poder protector de Dios es real.
2. Su presencia es cierta.
3. Su protección es constante.
4. Su compañía es dulce
5. Su consuelo es para siempre.

“Y yo pediré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de verdad” (Juan 14:16).

¿Has invitado a Cristo Jesús en tus momentos de soledad?

Oremos:
Padre, aunque este rodeada de gente, la soledad puede ser cruel. Pero gracias por llenar el vacío. Por brindar tranquilidad a cada momento. Gracias por Tu promesa de Tu protección y provisión. Gracias por enviar tu Espíritu Santo, pues en Él, estás Tu presente ahora y en los acontecimientos del mañana. En el nombre de Jesús, amén.